Son varios los parámetros que influyen a la hora de definir las características de una raqueta de Squash.
Simplificando un poco, se suele aceptar generalmente la regla de que en una raqueta de Squash se busca una de las dos funciones : potencia o control.
En resumen, si buscas raquetas de squash donde prime el control sobre la bola, busca las siguientes características:
Por el contrario, si tu juego se basa más en la potencia, busca las siguientes características:
Las pelotas de squash suelen tener entre 39.5 y 40.5 mm de diámetro, y una masa de 23 a 25 gramos.
Se componen de dos mitades hechas de un compuesto de goma, pegadas juntas para formar una esfera hueca y pulida. Distintas pelotas se adaptan a distintas temperaturas y condiciones atmosféricas, así como a distintos niveles de juego: los jugadores más experimentados usan por lo general pelotas más lentas, y que por tanto botan menos que las usadas por jugadores noveles (las pelotas más lentas tienden a “quedar muertas” en las esquinas de la pista tribunal, en lugar de rebotar más, permitiendo así tiros más fáciles). Sin embargo, hay que tener en cuenta que por su composición, una pelota de squash tiene la propiedad de reblandecerse cuando se calienta, por lo que bota más. Es más, en frío, apenas tiene rebote, por lo que es prácticamente imposible jugar. Por tanto, al inicio de la sesión es conveniente golpear la bola varias veces durante el calentamiento, no sólo para que calienten los jugadores sino también para calentar la pelota.
Si no dispone de raquetas, puede usar las que le disponemos en el club por 2 € el partido. También se les prestará bolas si no dispone de ellas de manera gratuita